Omar Vizquel: la grandeza es terca y se niega al retiro!

 
 
Fernando Peñalver
Dicen las malas lenguas, que cuando un hombre pasa de los 40 años, y no le duele nada en el cuerpo al levantarse, es que está irremisiblemente muerto. La mayoría de los mortales trata de mantenerse sano, activo, energético, optimista hasta donde lo permiten las adversas circunstancias planetarias y todo esto sin hablar de la “inminente” llegada del Armagedón, que según el Calendario Maya será en algún mes del año que recién acaba de comenzar. Todo un jardín de rosas, como podrán ver.
Pero como todo en la vida, siempre existe una excepción a la regla de la inexorable decrepitud. Esa singularidad del beisbol de las Grandes Ligas y por supuesto de Venezuela, nació en abril de 1967, en la capital de la república bolivariana de Venezuela y se llama Omar Enrique Vizquel.
Para quién lo mire por primera vez, diría que toda la vida ha sido foto de portada de Mens Health. Tan sólo una pronunciada alopecia, nos da algunas luces en torno de sus casi 45 años, vividos a toda intensidad en el diamante del honor. Hace poco, quien fuera la diminuta superestrella del Mundial de beisbol infantil de Caracas 1977, firmó un contrato de liga menor para asistir al campamento primaveral de los Azulejos de Toronto, en lo que sería su campaña 24 en la mejor pelota del mundo, algo digno de admiración.
Y es que el amor que profesa este fiebrúo al mundo del diamante, está más que comprobado.
Un consagrado, un elegido
Qué podemos decir que no se sepa de Vizquel: en su brillante carrera ha ganado 11 Guantes de Oro en la posición de campocorto, disputó 58 encuentros en las mayores el año pasado con los Medias Blancas de Chicago que dirigía Ozzie Guillén, con un promedio de .251 al bate, ocho remolcadas y siete dobles.
Acumula en su carrera un promedio vitalicio de .272 con el madero en 2.908 partidos, amen de los play offs, e Incluso un frustrado intento de coronarse con los Indios de Cleveland en la Serie Mundial 1997, que terminaron dominando los Marlins de la Florida, hoy de Miami. Aún no se nos quita de la memoria, la rotunda alegría del colombiano Edgar Rentería corriendo las bases en el séptimo encuentro, con el hit del gane.
El caraqueño fue uno de los últimos en dejar la cueva de visitantes, en un monumento a la tristeza y la desolación. Tan cerca y tan lejos…
De llegar a coronar el sueño de otro año más en el mejor beisbol del mundo, Vizquel arribaría a su sexto club en las mayores. Los aficionados de los Marineros de Seattle, Indios de Cleveland, Gigantes de San Francisco, Rangers de Texas y Chicago han sido testigos del prodigio hecho pelotero en el diamante.
Y es que el chamo sifrino de El Cafetal, el mismo que le habló “a calzón quitao” a su padre, que lo suyo era la pelota para dedicarse a ella a tiempo completo, es un fiel exponente de la particular escuela de SS criollos, la misma que comenzó con Alfonso “Chico” Carrasquel, Luis “Little Louie” Aparicio, David Concepción y Oswaldo Guillén. Una tontería.
León por todo lo alto
Vestir el número 23 de los multicampeones Leones del Caracas, el mismo con el cual se cubrió de gloria el lanzador cumanés Luis Peñalver en los años 60 del SXX, no es cosa fácil y Vizquel llegó “enmantillado” para unirse a una pléyade de caballos, entre los que se encontraban Antonio Armas, Baudilio Díaz y Andrés Galárraga. En la página oficial de los Leones, se puede leer “OV se estrenó con los Leones del Caracas en la temporada 1984-85 y jugó un total de 13 campañas, pues en la 2007-2008 se retiró oficialmente con los melenudos al disputar un total de 16 juegos en los que dio para .217 (de 60-13), con un jonrón, 10 empujadas y dos bases robadas. Al enumerar sus mejores torneos se cuentan: la 87-88 (.332 de promedio, al ligar de 199-66, más siete dobles, cinco triples, un jonrón y 21 empujadas); la 88-89 (.263, de 228-60, nueve tubeyes, siete triples –líder del circuito- 12 bases robadas y 21 empujadas); la 89-90 (.286, de 175-50, 11 biangulares, cuatro triples, ocho robos de base y 16 empujadas); la 90-91 (.293, de 164-48, siete dobles, dos triples, seis bases escamoteadas y nueve impulsadas) y la 92-93 (.288, de 104-30, siete dobletes, dos triples, nueve bases robadas y 12 fletadas).
En ocho series semifinales ayudó en las siguientes zafras: la 92-93 (.318, de 44-14, con cinco bases robadas); la 93-94 (.310, de 42-13, tres dobles y cuatro robos de base) y en la 94-95 (.333, de 6-2 y dos bases robadas). Luego, en seis finales, destacó en las siguientes: la 89-90 (.281, de 32-9, más dos tubeyes, un triple y dos bases robadas); la 90-91 (.292, de 24-7) y en la 94-95 (.353, de 17-6, más cuatro impulsadas, lo que le valió ser el Más Valioso)”.
Cuando llegue el retiro…
Mucho se ha discutido y con sobrados fundamentos, que el día en que OV decida colgar los spikes, tendrá el camino expedito hacia el templo de los Inmortales en Cooperstown, el Salón de la Fama de las Grandes Ligas. Hasta ahora, tan sólo un venezolano ha sido exaltado a tamaño honor. Nos referimos a Luis Ernesto Aparicio Montiel, quien en 1984 electrizó a la Nación con la coronación a tantos años de trabajo. El venerable zuliano siempre recuerda que la noticia la escuchó en la autopista regional del centro, acompañado de Carlitos González, cuando ambos eran comentaristas de la confiscada Radio Caracas Televisión. La celebración fue a punta de sanduche de pernil, en la obligatoria parada de La Encrucijada.
Hemos sufrido lo indecible, en cada intento fallido, ante la adversa situación que ha atravesado el Rey David Concepción por ser parte de los elegidos a Cooperstown. Quizás la bujía más chispeante de la Gran Maquinaria roja de Cincinnatti, no ha contado con el respaldo necesario para terminar de alcanzar su anhelado deseo. El maracayero fue entronizado en el templo de los Rojos, en una suerte de acto de desagravio para quien tanto le dio al beisbol estadounidense.
Ese camino tortuoso y empedrado, a Dios gracias, no parece ser el de OV. Su espectacular atrapada a mano limpia, su vuelo hacia la segunda o primera base para iniciar dobles matanzas, lo hacen un candidato muy brillante o poco despreciable en lo que a potenciales elegibles.
Vizquel es uno de los mejores exponentes de la jugada de doble play de la historia, palmarés que no puede exhibir cualquier hijo de vecina. En 2002, sólo cometió tan solo siete errores en 150 juegos, pero ese año el Guante de Oro pasó a manos de Alex Rodríguez, lo que impidió extender una cadena de nueve años consecutivos como el mejor campo corto de la Liga Americana. El caraqueño también conoce de injusticias.
El domingo 25 de Mayo de 2008 a sus 41 años, Omar Vizquel participó en una doble cartelera y rompió el registro de Luis Aparicio, al cumplir la cantidad de 2.585 partidos como campo corto, según reporta el portal de las Grandes Ligas. Por si fuera poco, hacia las postrimerías de la zafra 2010, el venezolano empató en el puesto 15 a Craig Biggio en la lista de jugadores con más partidos jugados en grandes ligas con 2.850.
Un artista en el lienzo
Carlos Cruz Diez, Jesús Soto, Oswaldo Vigas no aparecen en el Baseball Reference, suerte de Biblia virtual de los periodistas deportivos. Pero si en las artes plásticas hubiese un paralelismo justo, hace rato estos hombres vestirían la gloriosa camiseta de los Yanquis de Nueva York y serían tan o más famosos de Babe Ruth, Lou Gehrig o el genial Yogi Berra. Ese “line up” de genios del arte, forma parte de las preferencias de Vizquel en lo que es su pasión fuera del diamante, la pintura. La música, especialmente los timbales al mejor estilo de Tito Puente, constituyen parte de la vida del padre de Nicholas. Lo dicho, a sus 45 años, este hombre o no siente los achuches propios de su edad, o es un tipo tan fiebrúo, tan buena vibra, que forma parte del Olimpo hace rato o se rompió el molde del que fue creado. ¿Opción A, opción B?
!Cualquiera de las dos¡
 (Publicado en l revista Gerente, número 286, febrero 2012. El miércoles 28 de marzo de 2012, el caraqueño fue confirmado en el róster de Grandes Ligas de los Azulejos de Toronto, el sexto club del venezolano)

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