El sueño hecho realidad de Humberto Prado Sifontes


El Ferrocarril de Catia, representativo del demolido penal.
Hubo un tiempo en que el baloncesto, palabra de honor, le salvó la vida a más de un muchacho que cumplía pena de prisión. Emulando la exitosa experiencia del Teatro penitenciario, el abogado Humberto Prado Sifontes se le metió entre ceja y ceja hacer lo mismo con el deporte. Y el básquet fue la excusa perfecta. La experiencia consistía en que quintetos de calidad de las cárceles, recibieran a equipos externos y que los reclusos pudieran salir a competir en las contiendas metropolitanas. Así se hizo y con tanto éxito, que los custodios de la Guardia Nacional, que al principio duplicaban en número a la nónima del equipo, fueron decreciendo paulatinamente. Hoy, lamentablemente, las cárceles en Venezuela son un infierno, universidades del delito y centros de coordinación para operaciones delictivas. Para sobrevivir, los chamos deben luchar en un coliseo, en vez de jugar una partida de básquet. La foto corresponde a la Revista Caliente, suplemento deportivo del diario "Así es la noticia", que publicaba la CA El Nacional y del cual fui su coordinador.

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