Crónica citadina: con Rachmaninoff y Andrés Alvarado en el carrito

6:00 am. Entrompando como estaba hacia la Piscina del Parque Miranda, aproveché el impulso y estudié el sono estudio del Ave María del autor ruso Sergei Rachmaninoff, o "Boborrró" como lo llamamos en el Coro Polifónico Rafael Suárez. 
A la altura de Chacao, se montó en el carrito una cara miga, de esas que siempre se arrancan una sonrisa: Andrés Alvarado o Andrecito para los amigos. "Voy a acompañar a mi hija al verano de la Universidad y aprovecho para hacer un poco de ejercicio".
Alvarado tuvo el privilegio de descubrir el talento del niño Rafael Vidal Castro, leyenda eterna de la natación venezolana. "Ahora estoy en el departamento de Educación Física en Hebraica. Pronto vienen las clases y los muchachos vienen un poco flojos por las vacaciones. Iván Torres, entrenador de baloncesto, está en Israel con el grupo de cuarto año", nos comenta el siempre energético Alvarado.
Balde de hielo frío: Al llegar al Parque de Sebucán, no había agua, con lo cual no se abrió la piscina. "Esto no suele suceder, pero es un fastidio pararse temprano y no poder nadar", era el comentario generalizado de los fiebrosos atletas de todas las edades.

Andrés Alvarado, un señor entrenador

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