Carta afectuosa al boxeador Gabriel Maestre

 La decisión fue demoledora. Fuerza Gabriel


A Simón Piña, que nació con guantes en las manos
Apenas me repongo de la derrota que experimentaste en los Juegos Olímpicos, ante un rival que seguramente va subir muy alto en el podio del boxeo en Londres 2012. Pese al dolor por el revés, fuiste un dechado de sentimiento y ante las cámaras de TV te disculpaste ante tu familia, tu gente de Oriente y el país por no haber obtenido la tan ansiada medalla. 
No tienes que pedir disculpa alguna hijo, y permíteme llamarte así, no sólo porque así se llama mi hijo mayor, sino porque pudieras tener edad para serlo también. Superaste dificultades en el camino, entrenaste fuerte pero el deporte tiene su lógica y razones.
Tendrán en la lejana Kazajistán más respaldo los atletas que en Venezuela? La verdad no lo sé, pero lo que vi en tu combate fue una entrega absoluta, más allá del férreo criterio de los jueces internacionales. 
Se quedaron con las ganas de retratarse contigo los burócratas del ministerio, que se tardan tanto en liberar los recursos, pero que a la hora de la conquista "marcan la milla" para mostrar sus encías para la foto. 
También escuché a colegas narradores y comentaristas pedir "respeto" por ti, como si fueras un incapaz en la vida. Las cosas hay que llamarlas por su nombre: la victoria o la derrota tienen el suyo.
He de confesarte que lloré contigo. Ese combate representó demasiados años de privaciones, de angustias y también satisfacciones en pos de un sueño. Como muchos otros muchachos que se pusieron los guantes tricolor, a tu regreso estarás sopesando el saltar al profesional, vistas las urgencias de la vida cotidiana y la necesidad de salir adelante.
Sea cual sea el camino que tomes, cuídate hijo. Dios te bendiga Gabriel.

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