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Los cuatro fantásticos estaban por separarse |
26 de enero de 1969. Michael Lindsay-Hogg, el director de proyecto del album “Get Back” de Los Beatles estaba preocupado. Y mucho, pues luego de cinco meses de arduas sesiones de grabación, no había un registro audiovisual que pudiera ser mostrado en la televisión a la ávida audiencia planetaria que siempre gozó el legendario cuarteto conformado por Paul Mc Cartney, John Lennon, Ringo Star y George Harrison. En aquella oportunidad hubo un quinto “beatle”, el tecladista negro Billy Preston.
¿Qué tal si el próximo jueves 30, a la hora del almuerzo, subimos al techo de este edificio (Apple Studios) y tocan un concierto al aire libre, sorpresivo para la gente? George Harrison tuvo una actitud tibia, Ringo se mostró empático más no decidido. Preston estaba expectante, pero una vez más el proyecto tuvo luz verde cuando el dúo Mc Cartney – Lennon se puso de acuerdo y todos decidieron hacerlo posible.
Así nació The Rooftop concert o El concierto en el tejado de los Beatles, otro genial aporte para la música que ofreció este grupo de hombres, cuyo legado aún se siente a más de 40 años de la disolución de los Cuatro fabulosos.
Para quien busque ya en el portal “Youtube” y vea por completo las grabaciones, podrá darse cuenta del impacto que vivió el centro de Londres, cuando los músicos iniciaron su inesperado concierto.
Cámaras registraron lo que sucedía, arriba en el techo de Apple Building, pero también los atónitos rostros del ciudadano común, de la gente que salía a buscar un rayo de sol en medio del frío londidense de esa época y se encontraron de pronto con la leyenda en vivo y directo. Fueron 42 minutos de gozo, buena vibra y vida que fueron denunciados a la policía por el propietario de una tienda de lana, que “no soportaba ese ruido”. La situación tumultuaria que se formó en torno al concierto en el tejado, obligó a los guardianes del “orden” a pedir el fin de la muestra pública.
“Hubiera sido mejor si hubiésemos terminado en la cárcel: Los Beatles encerrados por perturbar la calle”, habría comentado Lennon, al término de la singular tr
Cuando Michael Lindsay-Hogg ordenó “Todas las cámaras, toma uno”, se veía a los músicos poco animados, casi arrepentidos e incluso incómodos por la presencia de la artista japonesa Yono Ono, pareja de Lennon, quien estuvo presente en las grabaciones, algo que quebrantaba un código no escrito entre los miembros de la banda.
Según el libro “The Beatles chronicle” de Mark Lewisohn, La primera grabación fue “Get back”, la cual tuvo como final un aplauso al mejor estilo de las partidas de criquet, por parte de Mc Cartney, mientras que Lennon dijo al micrófono abierto “we’ve had a request from Martin Luther” (Nosotros teníamos una petición de Martin Lutero), en alusión al clamor de sus fanáticos de que tocaran juntos.
Luego vendría otra interpretación de la misma canción, que formaría parte de la película “Let it Be”, y en esa oportunidad John Lennon diría “fue una petición de Daisy, Morris y Tommy”. La tercera canción fue “Dont let me down”, la cuarta fue “I´ve got a feeling”
“Oh mi alma, que fuerte” comentaría Lennon sobre esta mágica e inspiradora pieza. La quinta sería “The One after 909”. Posteriormente fue “Dig a pony”, con un inicio en falso.
“Lo siento hermanos, pero tengo las manos muy frías para hacer los acordes”, comentaría Lennon sobre el inclemente clima al cual ellos se estaba sometiendo, mientras que la gente ya no se aguantaba en la calle y buscaba la forma de llegar a las azoteas aledañas, para ver más de cerca a los músicos.
Alan Parsons, segundo ingeniero de la grabación, solitió tiempo para hacer algunos ajustes y los Beatles cantaron en tono de broma el himno nacional inglés “God save the queen”.
Repeticiones de canciones, tumulto incontrolable, escuadrones antimotines tomando la calle, tejados abarrotados y el fin abrupto de la sesión fue el epílogo de ese brillante experimento, una de las últimas ocasiones que Los Beatles llenaron de energía en vivo a la fría capital del imperio británico. El asesinato de Lennon el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York frustraría, para siempre, otra confluencia de esos talentos.
(Publicado en el suplemento Full pantalla del diario Meridiano, el domingo 29 de enero de 2012)
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