Arepa & Marraqueta: ¿Y cómo se come eso de Chilezuela?

Tengo un poco más de un año en Chile y mi primer acercamiento a la política local, fue escuchar con suma atención el discurso ciudadano y republicano que ofreció el senador por Antofagasta y periodista, Alejandro Guillier, al momento de ser declarado abanderado presidencial por el Partido Radical. Posteriormente, recibió el aval de la casi totalidad de los partidos tradicionales, aglutinados en torno a la oficialista Nueva Mayoría, salvo por la Democracia Cristiana.
La presencia de Guillier marcaba un hito en la política de este país, porque siendo un hombre de televisión, formado al calor de la polémica y del debate mediáticos, dio el salto a la arena de las grandes decisiones, en su condición de independiente, visto la enorme desconfianza que tiene la llamada clase política en vastos sectores de la sociedad chilena.

Junto al “rockstar” Sebastián Piñera, abanderado de Chile Vamos, Guillier era el señalado por las encuestas para ir “contra el candidato de la derecha” a la magna cita de la democracia: la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Con lo que no contaron ni Piñera ni Guillier, fue con el meteórico ascenso del Frente Amplio y su abanderada Beatriz Sánchez, que con su 20 % en la primera vuelta puso a correr a los contendores de la gran final. Y a tal grado ha llegado la influencia del FA, que los principales partidos que lo conforman están dictándole algunas líneas de acción a Guillier, para condicionarle su respaldo.
En medio de las zandillas, guerra sucia y codazos que han marcado el rumbo al domingo 17 de diciembre, fecha de la segunda vuelta, ha salido un espantapájaros oportunista llamado Chilezuela, un concepto que sirve para atrapar incautos y de paso mezcla peras con manzanas, con dos países que viven procesos políticos e históricos ABSOLUTAMENTE distintos.
Un poquito de por favor
2006: Cubazuela fue el primer gran espantapájaros que salió a relucir, como respuesta a la evidente intervención de Fidel Castro en los asuntos internos de Venezuela, aspiración que acariciaba el dictador verde oliva desde 1959 en su primera visita a Caracas, en tiempos del presidente Rómulo Betancourt.

Los pueblos cubano y venezolano, en muchos sentidos, se parecen “igualitos” y la victoria de los “héroes” del 26 de Julio fue recibida con júbilo por un vasto sector de la izquierda venezolana, que decidió tomar las armas y optar por la vía insureccional, para asaltar al poder.
Derrotada militar y polìticamente esa opción en Venezuela, no sería sino hasta 1998 cuando Cuba volvería por sus fueros en su propósito que a la larga resultaría exitoso, de colonizar a esta potencia petrolera, gracias a la puerta franca y recursos que le brindó otro megalómano de la historia, llamado Hugo Chávez Frías.
Decir Cubazuela es designar el proceso de intervención administrativa, de dominación militar, de antipolítica represiva, con los cuales los hermanos Castro influyeron determinantemente en el destino aciago de los venezolanos, chupando del maná petrolero, que terminó extendiendo unos años más, un parapeto que estaba caído e históricamente rebasado: la “revolución” cubana.


Decir “Chilezuela” , entre gallos y medianoche de la segunda vuelta electoral, es un ejercicio de manipulación y de cinismo político de una torpeza tan burda, que insulta el gentilicio de los venezolanos y a la inteligencia de los chilenos.
¿A quién le interesa sembrar una matriz de opinión, sobre la potencial semejanza entre el régimen dictatorial de Maduro y el posible gobierno de la Fuerza de Mayoría, encabezado por Alejandro Guillier, que representa la continuidad de un proyecto que no tiene nada de revolucionario y mucho de socialdemócrata?
¿A quien le interesa asustar a los votantes chilenos con el antiguo fantasma del comunismo clásico, especie en extinción en todo el mundo, en un país donde “TODAS” las bondades del capitalismo gozan de muy buena salud?
Lo más patético es ver cómo estos laboratorios de guerra sucia, muy bien pagados por cierto, utilizan las historias tristes de compatriotas que se han avecindado en Chile para “alertar” a esta sociedad, de los peligros de un muy seguro gobierno de Alejandro Guillier. Porque en lo personal, creo que el colega va a dar la gran sorpresa en el próximo ballotage.
Por favor,  bájenle dos a Chilezuela.

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