27 N: fecha amarga para el periodismo venezolano
Testimonio de una reportera
27N: Un golpe al periodismo
A la periodista Carmen Carrillo le tocó vivir de cerca las consecuencias del segundo golpe de Estado que sacudió al país en el año 1992. En esta fecha falleció su amigo y compañero de trabajo Virgilio Fernández
27 de noviembre de 2009
María Belén Alcázaresmbalcazares@correodelavila.com
Para el 27 de noviembre de 1992, me encontraba cubriendo la fuente política en el diario El Universal. Llegué temprano al periódico y allí me encontré con Virgilio Fernández, quien me comentó que nuestro jefe le había mandado a cubrir junto a la fotógrafa, Morella Scannone, unos saqueos.
A pesar de que a Carmen Carrillo no le tocaba ir accedió a acompañarlos al igual que lo hizo Gregorio, el hijo del dueño del estacionamiento, quien se encargó de manejar el carro con el que harían el recorrido.
Recuerdo que Morella se sentó de copiloto y Virgilio y yo nos sentamos en la parte posterior. Estuvimos por la Academia de Policías de Miranda y el Hospital de El Llanito en donde nos tocó ver como llevaban a la gente herida y además observar una batalla aérea entre los aviones del Gobierno y de los insurgentes. Ya de regreso utilizamos como vía la autopista Francisco Fajardo, y nos detuvimos cerca del Distribuidor Altamira porque Morella iba a hacer unas fotografías de un carro tiroteado. De pronto vi, a mano izquierda, en el segundo piso del edificio de la Comandancia General de la República, a un militar que se encontraba fumando y que agarró un arma y nos apuntó. No me salía la voz para avisarles a mis compañeros, era como si me hubiese ahorcado el miedo. Cuando una bala impactó en el vidrio reaccioné, el conductor se asustó y se escondió, y Virgilio y yo sólo atinamos a vernos las caras.
Lo que no debió pasar
Le dije al conductor que retrocediera, pero nos seguían disparando. Estábamos escondidos en la parte de abajo del carro y podía escuchar cuando las balas pegaban del asfalto. Íbamos en dirección Petare-Centro y casi chocamos con un jeep, al frenar el carro dio un trompo y quedamos en dirección contraria, fue en ese momento que sentí el olor a sangre. Virgilio me dijo "Me dieron" y yo le dije que a mí también. Le dije al chofer que se metiera por Santa Eduvigis y nos acercáramos a la clínica que estaba cercana a La Casona, ahí un contingente militar nos prohibió el acceso, sin importar que estuviésemos heridos. Nos metimos por las calles internas de La Casona e iba guiando al conductor por donde se tenía que meter de manera intuitiva. Salimos al puente Caurimare que conduce a la clínica Metropolitana, ahí le dije a Gregorio: ‘el que se te atraviese, te lo llevas’. Así lo hizo, le debo la vida. Llega-ron dos camilleros y salieron a socorrerme, les señalé a Virgilio, les dije: ‘está muy mal y es hipertenso’. Tenía un agujero en la costilla del lado izquierdo. Recuerdo que un señor que estaba en silla de ruedas se levantó y me cargó y yo les pedía que no me atendie-ran a mí, que lo atendieran a él. Estando en emergencias comenzaron a cortarme la ropa. Intenta- ron colocarme calmantes, pero les dije que ni estaba loca, ni me iba a dormir.
Sin culpables
Mi diagnóstico fue que la bala entró por el esternón, rebotó y salió por el seno derecho. Aún tengo esquirlas que nunca he querido extraer. Cerca de la 1:00 p.m. fue cuando llegó el cirujano con otros dos doctores que se encargarían de coser. Cuando estaban cosiéndome hubo un sonido muy fuerte, fue cuando Luis Reyes Reyes rompió la barrera de sonido. Dos de los doctores salen corriendo a la emergencia y quien se encontraba cosiéndome también intentó irse, le dije: ¿Y para dónde va usted? Fue allí cuando reaccionó y llamó a los otros y terminaron de hacer su trabajo.
Me levanté al otro día a las 6:00 am, encendí el televisor y ahí escuché la noticia de que yo estaba en la clínica y que Virgilio había muerto, fue cuando me enteré de lo que pasó. La misma bala que me hirió mató a mi compañero. Han pasado 17 años y todavía eso me sigue afectando. En ese momento le pedí a la enfermera que me inyectara un sedante, no quería despertarme más.
Luego de eso me tocó hacer declaraciones, pero eso no trascendió, no hubo culpables. Analizando esto se puede ver el riesgo que tiene un periodista en la calle. Ahora no es sólo el Gobierno quien agrede. Cuando vas a los barrios te puede agredir desde el portero hasta el ministro. El 27 de noviembre los periodistas comenzaran a ser víctimas de los militares. Es normal que los militares odien a los periodistas. A ellos les enseñan a obedecer sin pensar, en cambio nosotros tenemos la capacidad de cuestionar lo que se nos dice.
Cronología del golpe
4:30am: Se inician las operaciones militares.
5:00am: Bombardean La Carlota, Miraflores y El Helicoide. Además toman los canales VTV, RCTV y Venevisión.
5:30am: Se suscita un motín en el retén de Catia, donde hubo más de 63 muertos.
6:30am: Carlos Andrés Pérez informó que los rebeldes ha-bían sido controlados. En Yare intentan liberar, sin éxito, a Chávez.
12:00m: Un avión F16 rompe la barrera del sonido.
1:00pm: los rebeldes solicitan mediación de la Fiscalía para negociar su rendición.
3:00pm: Un grupo de rebeldes salió de la base aérea Libertador y escapó a Perú, donde solicitaron asilo político.
4:30pm: Los aliados al gobierno retomaron el control de La Carlota.
5:00pm: El gobernador del estado Aragua informó que la situación estaba controlada.
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