Rebotero: El show debe seguir en el tabloncillo de LPB (drama en tres actos)
Emmett se va con la preocupación de un país amigo en problemas (Foto Fernando Peñalver) |
I
Estoy en la conferencia de prensa post juego,
tras la barrida de Cocodrilos de Caracas al Trotamundos de Carabobo en el gimnasio
“José Beracasa” del complejo Naciones Unidas.
Se va André Emmett para el Líbano. Se van 25
puntos por Maiquetía.
Dicen que los 70000 Dólares que le van a pagar, no pueden
ser igualados acá ni siquiera por una organización como la que fundara
Guillermo Valentiner en 1991. Palabras mayores…
Se va y escribe en un “tuit” que rezará por la
Paz de Venezuela dondequiera que esté. Se va consciente de que tenemos graves
problemas, serias dificultades en este país, pero la Liga no los ve o no los
quiere ver. Mejor alineadita, mejor bien contenta para la foto que toman desde
Ministerio de deportes.
El país bipolar que somos me mostró dos días de
fiesta, jolgorio y hasta una petición de mano en la cancha del Naciones Unidas.
Una cheerleader cumplió años pero no se le ve contenta. Dice que mientras aquí
hay que aplicar aquello de que “el show debe continuar”, en la calle están
reprimiendo ferozmente a los estudiantes que protestan. “Sonrío, pero por
dentro estoy avergonzada!”
Hay gente que está en el juego, que se tripea la
magia del básquet, pero que sabe que esa farsa televisada, no los va a salvar
del malandro que decide, quien vive y quien muere en el barrio. Que no sabe
cuándo volverá al básquet, porque el sueldo no les alcanza para vivir, en este
país que se va a pique en cada devaluación.
II
Si tuviera que escoger una opción en la vida, la
última que tendría en mi lista sería ser propietario de un equipo de baloncesto
en la Liga Profesional de Venezuela.
Seamos honestos: he sido un limpio toda la vida
y no creo que eso vaya a cambiar en los tiempos por venir. Si no fuera por la
amorosa y férrea ayuda de mi señora Ana María, mis finanzas serían un desastre
mayúsculo, digno de los finales de las películas tipo “spaguetti western”.
A la distancia de lo que ha sido LPB, una
referencia gerencial de primera línea, percibo que hoy se ha convertido en una
oficina deportiva del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Me explico: en medio de la conmoción, de lo ola
criminal y represiva, de la violación a los más elementales derechos humanos,
incluyendo al de acceso a una información veraz y hasta el derecho a la vida,
LPB hace como los tres monitos sabios: no ve, no oye, no habla.
Hasta hace semanas, uno de los directivos de
Gaiteros del Zulia se vanagloriaba que le cambiaba el color del uniforme al
equipo a rojo socialista y chavista. Por le daba la gana
Ese joven directivo determinó que el quinteto
furrero representa a una parcialidad del Zulia: la del oficialismo, de que se
viste de rojo y que grita sin pensar la consigna de turno.
De Guaiqueríes de Margarita, no ahondemos mucho
porque ES un activo del estado venezolano, pero que funciona como si fuera
propiedad del ministro de turno. Uno día de estos me gustaría hablar con Rodolfo
Tovar Mata para que me cuente qué fue lo que hizo esto posible.
III
Vuelvo a la conferencia post juego del segundo
de la serie Cocodrilos vs Trotamundos. Todo un clásico. Un compañero periodista
de Meridiano TV me dice que está preocupado, que luego que los “bajaron” del
avión tras la Serie del Caribe en Margarita, se les dijo que recortarían al
máximo las transmisiones LPB en 2014 por razones económicas. Los clientes están
cerrados, aterrados. El básquet no se vende igual. Los juegos se harán desde cabina, con las señales
regionales (algunas de muy mala calidad y piratísimas). Al joven colega ya le
picó el mosquito del exilio. No tengo palabras para contradecirlo…
Viene Joschuar Palacios a declarar y se me
desparrama la cara de alegría. Veo en él a un joven trabajador, talentoso y que
junto a Lenín López, fue clave en la victoria del cuadro de Néstor Salazar en
PNU. Le veo declarar con soltura, con gentileza y conocimiento.
Casi tiene la misma cara, quizás la misma edad,
del estudiante que mataron de un tiro en la cabeza en la esquina de Tracabordo,
a escasas cuadras de mi casa. Hoy estuve en la esquina donde cayó abatido: vi las velas, los sentidos escritos, las flores y la cara
del carajito con la camiseta del Deportivo Táchira. Bassil se llamaba. Parte
del alma se me hiela. Ana María me rescata y sigo caminando…
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