¿Y dónde quedó el 23 de Enero de 1958? Tres miradas sobre una fecha que nos cambió la vida
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Pérez Jiménez era amante de los deportes. Aquí le vemos con Juan Manuel Fangio |
Hubo un tiempo en que, para este servidor, el “23 de Enero de 1958” era
una fecha lejana, vacía y sin conexión afectiva alguna. La vida y muchísima
gente querida me enseñaron todo lo contrario.
Recuerdo los cuentos de mis abuelas Elina y Clara María, adequísimas,
cuando estaban involucradas en la clandestinidad: una metiendo volantes en los
pañales de sus hijos más pequeños y la otra formando cuadros en el magisterio,
siempre atentas a los filosos zarpazos de la Seguridad Nacional.
Recuerdo la historia de mi Viejo Alí
Rafael Peñalver Bolívar, cadete de la Efofac, que por no tener dinero para irse
a Maturín fue testigo en primera fila de los acontecimientos que derivaron en
la caída del dictador Marcos Evangelista Pérez Jiménez en aquel enero de Gloria.
Tiempo después, siendo pichón de periodista, conocí a un tipo alegre,
vital, eterno optimista que por aquellos lejanos tiempos de 1986 llevaba
adelante la “quijotada” de gerenciar a la franquicia Panteras, en el gimnasio “J.J.
Papa Carrillo” de Sebucán: Amílcar “Kiko” Gómez se llama mi amigo y en 1958 era,
nada más y nada menos, que integrante de la Junta Patriótica de Venezuela,
entidad que coordinó a fuerzas dispersas por la liberación del país.
Es por ello que hoy comparto con ustedes, amigos míos, tres testimonios
de gente que vivió esa época convulsa, que marcó la historia del SXX
Venezolano.
Trujillano, magallanero y padre de familia
Leopoldo José Linares es magallanero y en su natal Trujillo practicó el
beisbol desde muy pequeño. Una vez, el mismísimo Patón Carrasquel lo fue a ver
jugar.
Tiempo después, en una de esas volteretas que da la vida, volvió al
diamante de la pelota, pero a más de 5000 kilómetros de su casa. Estaba residiendo
en Santiago de Chile, lugar que escogió su familia para protegerlo de la cárcel
en Venezuela y que terminó siendo su segundo hogar. Allí se enamoró y tuvo dos
hermosas “guaguas”.
El que luego se convirtiera en destacado periodista y analista político,
nos cuenta lo que fue la génesis del “23 de Enero”, fecha libertaria sembrada
en el alma del pueblo venezolano, desde el año 1958.
“El llamado Pacto de Punto Fijo comenzó a gestarse en Nueva York
en 1957. Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jovito Villalba acordaron
respaldar y hacer realidad el gobierno del aspirante que resultara ganador en
las primeras elecciones a la caída de la dictadura.
Yo vivía en Chile desde 1955 y entre la comunidad de perseguidos y
exiliados se decía que Pérez Jiménez a sus 47 años, iba a morirse en su cama
como Juan Vicente Gómez. Al final, el ‘Tarugo’ salió correlón y se fue en la
Vaca Sagrada (El avión presidencial) la noche del 23 de Enero de 1958.
Los venezolanos en Chile esperábamos noticias desde la redacción de El
Mercurio y fue una gran alegría saber que había caído la dictadura. Recuerdo
que muchos políticos como Salvador Allende y Agustin Gonosio simpatizaron con
nuestra causa”.
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El pueblo tomó y redujo a cenizas la sede de la temida Seguridad Nacional |
“Váyanse ya, que viene la Seguridad Nacional”
Armando Naranjo trabajaba en la redacción deportiva de El Universal,
cuando este rotativo tenía su sede en el edificio Ambos Mundos, en el centro de
Caracas.
“Nosotros estábamos respaldando la Huelga de la Prensa y me tocó recibir
una llamada del colega Eleazar Díaz Rangel, dirigente de la Asociación
Venezolana de Periodistas. Me dijo que nos fuésemos, porque la Seguridad
Nacional estaba allanando las redacciones.
Mis compañeros de trabajo, en ese entonces, eran Omar Lares, Álvaro
Miranda, Leslie Gruber, José Luis Arbona, Florencio ‘Chivo’ Osorio y Juan
Vicente Bello.
Yo vivía en El Conde y podía ver las barricadas que hizo la gente para
evitar el desplazamiento de la policía. Era evidente el deterioro del gobierno
de Marcos Pérez Jiménez.
Cuando voló la Vaca Sagrada, que así era como se conocía al avión
presidencial, la fiesta popular fue tremenda. La gente se echó a la calle. Fue
en ese momento que supe que Amílcar Gómez, el popular locutor comercial
deportivo, era integrante de la Junta Patriótica. Era un tipo muy alegre, amigo
de todos”.
“No hubo piedad con los esbirros”
John Muñoz fue exitoso multiatleta, docente y estaba en su querida casa
de El Cementerio cuando comenzó la liberación de Venezuela, ese 23 de Enero de
1958.
“Yo tenía como 19 años y vivía en El Cementerio. Recuerdo que fui con el
locutor Ivan Díaz Millán a la sede de la Seguridad Nacional y en el camino
escuché el vuelo de la Vaca Sagrada.
La salida de MPJ fue producto de un movimiento colectivo, que era el
clamor de la Nación. El pueblo identificó a los torturadores y esbirros de la policía política y los linchó sin piedad.
Papá era sindicalista y recuerdo que en una oportunidad me dijo que no
podía llevar al escudito de Juan Bimba en el pecho, porque me podía traer
problemas. Era el símbolo de Acción Democrática.
Yo estaba muy joven y llegué a intervenir en los desfiles de la Semana
de la Patria. El gobierno en ese entonces, como ahora, explotaba a las figuras
populares como Susana Dujim (reina de belleza), Alfonso Carrasquel (grandeliga)
y César Girón (torero).
Luego de que cayó MPJ, supe que mi vecino Jesús Ramón
Carmona estaba trabajando en la clandestinidad la política. El le disputó la
Federación de Centros Universitarios a Hilarión Cardozo y le ganó”.
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Charreteras ayer, las mismas de hoy... |
Sí, a 56 años de distancia, el país vive sumido en un pantano de desesperanza, devaluado no sólo en su signo monetario, sino también amnésico, catatónico, ignorante de su propia historia contemporánea y peleándose como perros callejeros mientras una casta de charreteras tan o más corrupta que la de antaño, negocia el país a nuestras espaldas, cabalgando en una épica trasnochada y vacía.
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